Pasamos mucho frío allí arriba…pero volvemos

Pasamos terror en muchas ocasiones en una gran pared…pero volvemos

Pasamos miedo en ese barranco de aguas embravecidas…pero volvemos

Pasamos dudas perdidos en la niebla de un descenso desconocido…pero volvemos

 

Como dice el mítico Ramón Portilla:

“Cerca de la cima siempre hay mil excusas para bajarse y una sola para subir”

 

Y entonces… ¿por qué?, ¿por qué volvemos una y otra vez a un lugar a priori hostil para nuestra especie?

Supongo que cada uno tendrá su porqué y solo uno mismo sabrá cual es su excusa para subir hacia la cumbre, pero lo que está claro es que día tras otro desafiamos a la naturaleza y nos adentramos en las majestuosas fauces de nuestra amada montaña.

A continuación, comentaré algunos de esos “porqués” que me hacen volver una y otra vez a ese lugar donde tan vivo me siento a pesar de alguna que otra penuria…

Haz lo mismo, mándanos tu propia excusa o excusas para seguir dando pasos hacia delante y aumentemos la lista de motivos por los que no dejar de volver a nuestro peculiar templo.

  • Compartir…vivir la experiencia con quien te unes en la cuerda es algo que aumenta a niveles máximos la emoción del reto. Cuida de tu cordada, forma un equipo y acabaréis pensando como un TODO. Cada gesto, cada mirada, cada palabra será interpretada de la mejor forma por tu compañero y la decisión tomada será más adecuada cuanto más unido estés con él o ella por muy larga que sea la cuerda.
  • Llorar…Directamente proporcional a lo que haya costado llegar a la cima o conseguir el reto deseado. Las lágrimas pueden enturbiar la visión allí arriba pero…¿hay algo más intenso?
  • Amanecer…Que el primer rayo de sol de un frío día te pille caminando, ¿podrías ponerle precio? Una sensación de renovación, de cargar las pilas y de felicidad máxima te inunda cuando esto pasa.
  • Detener…¿Han pasado segundos? ¿minutos?, ¿horas? Qué mas da…tú estás allí ahora mismo y eso es lo que importa. Se para el tiempo y no obtiene valor para ti porque solo quieres empaparte de la situación y del momento. Aprecia esto porque en el día a día el tiempo pasa de otra forma, quizá igual de rápido pero seguro que no tan vivido, tan aprovechado y tan intenso.
  • Simplificar…Puedes encontrar sosa o quizá demasiado salada la comida de ese restaurante estrella michelín al que fuiste vestido de tus mejores galas, pero ahora te encuentras en mitad de no sabes dónde, el frío es dueño de tus huesos y en tu mochila hay un termo con té, tibio ya y sin mucho azúcar, y un plátano algo chafado por el saco de dormir. Das un bocado y un sorbo…¿qué tal está? ¿soso, salado?…No, quizás no recuerdes haber probado una “delicatessen” igual en mucho tiempo.Todo es así de simple y agradecido allí fuera.
  • Descubrir…Descubrir un lugar mágico, descubrir que puedes con ese reto que veíais imposible tiempo atrás, descubrir una cultura muy distinta a la tuya, descubrir que cada paso que das te lleva hacia adelante, te acerca a tu destino, completando el camino y progresando en algo.

Puede que haya momentos en los que estas excusas se vean borrosas por un estado de fatiga que solo intenta convencerte de que des la vuelta pero, al final son muchas a las que aferrarte y seguro que consigues dar esos últimos pasos en los que el corazón tiene más voz que las piernas, para llegar allá donde quieras…da igual que tu meta sea la cima, más alta o más baja, o el camino, más largo o más corto, pero muévete…disfrútalo…VÍVELO Y AGRADÉCELO!

A continuación, me gustaría que leyeras este poema escrito por Battistino Bonali, alpinista italiano fallecido en la cara norte del Huascarán, en Perú, en el año 1993 y una vez hecho piensa en tus excusas para seguir yendo a esa montaña que tanto amamos, que tanto nos da y a la que tanto debemos. Es enorme pero vulnerable…cuídala!

 

GRACIAS MONTAÑA

Gracias montaña por haberme dado lecciones de vida,

porque fatigado he aprendido a gustar el reposo,

porque sudando he aprendido a apreciar un sorbo de agua fresca,

porque cansado me he detenido y he podido admirar la belleza de una flor, la libertad del vuelo de las aves, respirar el perfume de la sencillez,

porque solo, sumergido en tu silencio, me he visto en el espejo y espantado he admitido mi necesidad de verdad y amor,

porque sufriendo he saboreado la maravilla de la cumbre, percibiendo que las cosas verdaderas, aquellas que llevan a la felicidad, se obtienen sólo con fatiga, y quien no sabe sufrir nunca podrá entender.